¿Por qué mi grifo de la cocina gotea después de cerrarlo?

 

Si has llegado hasta aquí, probablemente estás tan frustrado como yo lo estuve hace un tiempo. Cerraba el grifo de la cocina con total normalidad y, segundos después, empezaba el tic… tic… del agua cayendo. Al principio pensé: «será una gota residual», pero no, el goteo seguía y seguía. Y claro, además de molesto, un grifo que gotea puede tirar litros de agua al día sin que lo notes.

Lo que realmente puede estar pasando

Hay varios factores que pueden hacer que tu grifo se niegue a cooperar. No todos los problemas requieren cambiar el grifo entero (aunque a veces sí), pero identificar la causa es lo que marca la diferencia.

1. El cartucho está dando señales de agotamiento

En la mayoría de los grifos modernos, especialmente los monomando, el control del agua lo lleva un cartucho. Puede ser cerámico, de bola o de compresión. El mío era cerámico, y ya llevaba años funcionando sin que nadie lo tocara. Cuando empecé a investigar, me di cuenta de que una mínima fisura o desgaste interno puede evitar que el paso del agua se cierre del todo. Y claro, esa pequeña imperfección es la culpable de la gotita constante.

No necesitas ser fontanero para cambiar un cartucho. Yo lo hice con una llave Allen, un destornillador y algo de paciencia. Pero si no estás seguro del tipo que lleva tu grifo, mejor desmonta primero y lleva la pieza a una ferretería.

2. Las juntas… siempre las juntas

Otra causa muy común: las juntas tóricas, esas pequeñas gomas que garantizan el cierre hermético. A mí me pasó que una se había endurecido tanto que ya no hacía su trabajo. Se ven simples, pero son esenciales. Si tu grifo tiene algunos años y nunca las has cambiado, puede que sea el momento.

  • Juntas cuarteadas → permiten filtraciones internas.
  • O-rings resecos → provocan goteos cuando ya todo está cerrado.

Un kit de juntas nuevas cuesta menos de lo que pagas en café una semana, y te puede ahorrar una factura de agua inflada.

grifos situacion

No subestimes la presión del agua

En mi caso, la presión era alta porque vivo en un piso bajo. Si la presión supera los 5 bares (algo más común de lo que parece), puede hacer que el agua “empuje” incluso cuando el grifo está cerrado. Una pequeña fuga por presión se traduce en gotas persistentes.

La solución fue sencilla: instalar un reductor de presión justo antes del grifo. Si no sabes cómo está la tuya, puedes comprar un manómetro barato y medirla tú mismo.

La cal es el enemigo silencioso

Si vives en una zona con agua dura, lo sabrás bien. Los residuos de cal se meten por todos lados, y el grifo no es la excepción. En mi caso, la acumulación en el aireador (la rejilla que está al final del caño) impedía que el agua se evacuara correctamente. Eso genera una especie de vacío, y luego empieza a gotear lentamente.

Un truco casero que funciona: sumerge el aireador en vinagre blanco caliente durante un par de horas. Luego cepíllalo con un cepillo de dientes viejo. A veces, eso es todo lo que necesita para dejar de gotear.

¿Cuándo conviene llamar a un profesional?

Si ya cambiaste el cartucho, revisaste las juntas, limpiaste el aireador y aún así el grifo sigue goteando… tal vez el problema no está en el grifo, sino en la instalación, por ello es bueno con contar con técnicos expertos , como Antonio, nuestro fontanero en Benalmádena. A mí me pasó una vez que la fuga venía de una conexión floja bajo el fregadero y no del grifo en sí. Revisarlo me ahorró tener que comprar uno nuevo.

Señales de que debes pedir ayuda:

  • Hay humedad o moho bajo el fregadero.
  • El grifo gotea incluso con la llave de paso cerrada.
  • Notas oscilaciones de presión o vibraciones extrañas al cerrar.

 

Consejos finales que aprendí por las malas

  • No cierres el grifo a la fuerza. Solo desgastas los mecanismos internos.
  • Haz mantenimiento una vez al año: limpia aireador, revisa juntas, observa el flujo.
  • Invierte en calidad. Un grifo bueno no tiene por qué ser carísimo, pero huye de lo ultra-barato.

Desde que hice estos pequeños cambios, mi cocina está libre de ese maldito tic… tic…. Y además, me siento más tranquilo sabiendo que no estoy tirando agua ni dinero por el desagüe.

Conclusión

Un grifo que gotea después de cerrarlo puede parecer un detalle sin importancia, pero detrás puede haber varias causas: cartuchos desgastados, juntas envejecidas, cal acumulada o incluso presión de agua fuera de control. La buena noticia es que casi todos estos problemas tienen solución sin tener que gastar una fortuna.

Con algo de curiosidad, un par de herramientas básicas y ganas de trastear, puedes ahorrarte una visita del fontanero. Aunque, si el problema persiste… tampoco está mal pedir ayuda. Si estás en la zona, te recomiendo contactar con Fontanero Benalmádena 24H, son rápidos, profesionales y me solucionaron un atasco complicado sin romper medio fregadero. Lo importante es no dejarlo pasar.

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